martes, 3 de enero de 2012

Viaje a Huancaya, pueblo de paisajes



El poblado de Huancaya está ubicado en la parte serranía de la Región Lima, Provincia de Yauyos, a una altitud de 3 554 metros sobre el nivel del mar.
Forma parte de la reserva paisajística Nor Yauyos Cochas, que viene a ser un área natural protegida por el Estado, en la cual se protege la descomunal belleza natural y la armonía con la mano del hombre.

Para llegar al poblado de Huancaya, inicié juntos a mis alumnos un cansado y fabuloso viaje de 8 horas aproximadas. Durante el recorrido pasamos una gran variedad de paisajes: paisajes urbanos, desiertos desolados, casas de playas, playas hermosas, playas llenas de vida, playas solitarias, valles costeros, cultivos de uva con gratos aromas de vino y pisco de los viñedos y poblados, de Lurín, Asia, Cañete y Lunahuana que nos acompañaron en nuestra ruta.
En este último punto, Lunahuana, marca la mitad de nuestro recorrido y en adelante poco a poco nuestra franja costeña cambia radicalmente por las características cumbres y caderas de nuestra cordillera andina.

Abruptas montañas y quebradas empiezan a formarse en nuestra ruta, la carretera en esta parte sufre del olvido estatal, de una hermosa carretera asfaltada solo queda en estas instancias una pequeña trocha que dificulta el tránsito, pero otorga pizcas de aventura y genera algunos miligramitos de adrenalina para aguantar el recorrido. Debido a esta razón, se recomienda realizar este viaje de mañana y no en la noche.
Pasamos por el pueblo de Alis hasta llegar al pueblo de Huancaya, centro base de nuestro viaje. El pueblo de Huancaya nos recibe con una apacible tranquilidad y belleza; Huancaya es un pueblo pequeño, dominado por las costumbres de su poca población: se saludan siempre (en nuestras ciudades tenemos formación educativa por años y no hacemos tal muestra de cortesía, que paradoja), muestran mucha cordialidad y alegría hacia los visitantes, y los mas curioso, el pueblo se despierta por los albores del día para trabajar, duerme antes del anochecer y sueña plácidamente en la madrugada. Es de tener en cuenta que Huancaya durante las noches es un pueblo fantasma, sin discotecas, casinos y bares este pueblo no cree en diversiones citadinas ni placeres ludópatas, su diversión es la familia, el campo y el hogar.



En cuanto a los servicios, Huancaya no cuenta con una adecuada planta turística, valga decir para los no entendidos, que si alguien espera hoteles cómodos, restaurantes de tenedores y demás servicios de dicha condiciones, no se encontrará. En Huancaya se respira, se camina, se come y se duermen el mundo rural, acá predomina y vive el turismo vivencial, compartir las vivencias de los pobladores y ser cómplices de sus actividades (y también, comprobar como la ciudad muchas veces nos vuelve una especie de inútiles para las labores del campo).
Por este motivo los pobladores, que están siendo capacitados en turismo han acondicionado sus hogares en casas hospedajes y casa restaurantes, abriendo sus hogares para la atención de los foráneos y visitantes.
El pueblo de Huancaya nos recibió con su tarde dorada, su plaza de flores y su monumentos a un animal muy apreciado, la trucha, pez introducido en el Perú, que se a convertido en base de las gastronomía local y andina. La iglesia, casas y calles hechas a base de piedra de una manera tan armoniosa con el entorno que parecen nacidas de la misma tierra.
Nos instalamos en la posada seleccionada y a almorzar una rica trucha, el sol poco a poco se va ocultando y con él su calor, la noche y el frío serrano empiezan a aparecer. Para palear los inconvenientes del frío y la altitud, se recomienda reposar plácidamente en la cama o de lo contrario ingerir el trago llamado calientito, trago a base de aguardiente y hierbas hervidas, arma local para combatir la altura y sus consecuencias.
Por la mañana el cantar de la aves y el sol descendiendo de la punta de las montañas nos recibe, un ligero desayuno para iniciar las actividades de este día, como primer lugar a visitar decidimos el museo de sitio de Huancaya, ubicado en la plaza, este museo exhibe restos arqueológicos de antiguos pobladores de la zona, destacando la cultura Yauyos, que se asentuó en estos valles. Podremos observar vasijas, cerámicas, herramientas y momias, de diferentes edades, bebes , niños y adultos; particularmente no apruebo este tipo de exhibiciones pues las momias en un pasado han sido personas como nosotros, difícilmente querremos que algún familiar o nosotros mismos terminemos siendo exhibidos como interés museográfico. El costo de la entrada es de solo S/1.00 nuevo sol, pequeño valor pero de muy apreciado para el mantenimiento del recinto.

Luego de conocer un poco la historia de la zona, conocemos a nuestra guía, una pequeña escolar, y es que los escolares están siendo capacitados en guiado para poder ser nuestros anfitriones, guías e informadores de lo que observaremos. Recorremos las afueras del pueblo, un puente colonial de piedra de gran belleza trata de robar el protagonismo, sin embargo, no puede, muere en su intento, los alrededores del pueblo brindan un paisaje natural que encandilan las retinas y difícilmente puede ser expresado en palabras como “bonito” o “bello”. Pequeños bosques en los cerros, flores, y lagunas esmeraldas brilla con la deliciosa mañana, cascadas pequeñas que relajan hasta los confines del alma, ríos transparentes donde truchas nadan incansablemente contra la corriente aparecen frente a nosotros. Empezamos el recorrido pasando por las lagunas esmeraldas, los ríos transparentes hacia los cerros, para poder observa de manera panorámica el pueblo y también ir hacían la laguna de Hualhua, este recorrido se puede realiza mediante un genial trekking o a caballo si es que la caminata no es de afición. En cuanto al alquiler de caballos, son pocos los ejemplares, al ser nosotros un equipo de una decena de personas, no había suficientes caballos disponibles, nuestra elección por ende fue el trekking. Personalmente les recomiendo el trekking debido a que se puede apreciar el paisaje de una manera mas detenida y lenta, en nuestra caminata nos acompañó un sol bondadoso y alegre, una lluvia refrescante y deliciosa y una granizada divertida y emocionante, mejor… imposible.
Una hora aproximada de caminata y llegamos a la Laguna de Hualhua, laguna de color turquesa durante un día soleado o esmeralda en un día nublado, en ella se puede observar la crianza de truchas y además paseos en bote disfrutando de la magnitud de dicha laguna. En ella se teje mitos, como el de la sirena, en el cuál en medio de la laguna habita una sirena muy recelosa con los hombres, hombres vírgenes y simpáticos son su presa, los pobladores narran historias que se han volcado botes y algunos varones de penosa suerte no han logrado salir, por culpa de dicha sirena. Estas historias enriquecen nuestro paseo en bote, sin embargo puedo afirmar que no es cierto debido a que no me sucedió dicho encuentro con la sirena :D.
Luego de estas actividades nos espera un almuerzo reparador, si, trucha.
Por la tarde fuimos rumbo al centro poblado de Vilca, a unos 40 minutos de Huancaya. Este poblado es más pequeño aún y su peculiar atractivo es su plaza en forma de trucha, que podemos apreciarla desde un mirador del pueblo. Sin embargo la lluvia y granizo empezó a sacudir nuestros ánimos, en las afueras de Vilca hay un sitio llamado bosque del amor, el cual fue interrumpido por la lluvia, pero el pueblo estuvo de fiesta, así que fuimos partícipes de ella, al anochecer la granizada envolvió la punta de los cerros como si de raspadillas se trataze.
La noche fría toma por asalto Huancaya, se recomienda combatirla con una linda fogata, cánticos, leyendas y el inseparable calientito.
A la mañana siguiente decidimos sacarnos el clavo regresando a Vilca para visitar el bosque del amor, tenemos que caminar unos 40 minutos hacia arriba, en Vilca aún no hay guías por lo que niños muchas veces suelen indicarnos el camino. Nos cuentan que el bosque del amor, recibe ese peculiar nombre pues parejas han ido y se han perdido para no regresar. Al llegar al bosque del amor nos deslumbramos al ver todo un sistema natural de escalonadas caídas de agua y bosques de queñuales. La subida es muy agotadora pero la recompensa de ver dicho paisaje vale y supera la pena, si es que se deciden bañarse, mucho mejor.
Luego de conocer Vilca y su bosque del amor, nos retiramos rumbo a Lima, La reserva Paisajística Nor Yauyos cochas guarda una infinidad de atractivos y hermosos paisajes adicionales como el pueblo de Laraos con sus andenes y cuevas, cañones y una cadena de pueblos pintorescos que por límites de tiempo no hemos podido apreciarlos.
La reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas es un área de protección nacional, todos estamos invitados a disfrutar y admirar su inconmensurable belleza pero también todos estamos involucrados en cuidar de no dañar la naturaleza ni impactar negativamente a estos hermosos pueblos, viajemos responsablemente por un turismo sostenible.

Recomendaciones:

  • · Huancaya al estar en la sierra tiene un clima cambiante, mañanas de fuerte sol y noches de fuerte frío, llevar ropa para mudas, para el calor y para el fuerte frío.
  • · De preferencia contactarse con la municipalidad, pues ellos se encargan de que durante el viaje se duerma y se coma en familias diferentes, dinamizando el dinero para todos.
  • · En cuanto al hospedaje se puede encontrar posadas de S/10, S/15 y hasta S/20 nuevos soles.
  • · En cuanto a las comidas valen desayunos un promedio de S/5 a S/10 nuevos soles, almuerzo de S/7 a S/15 nuevos soles y cenas de S/5 a S/10 soles.
  • · No hay cobertura de celular ni teléfono público, sólo un par de teléfonos comunales que funciona entre las 9am hasta las 6pm.
<!--[if !supportLists]-->


No hay comentarios:

Publicar un comentario